“Fronteras, malditas, aquí y allá, malditas, en cada rincón del planeta, malditas, invisibles o sólidas, malditas, diques de contención de gentes que huyen desesperadamente, malditas, espejo de nuestra vergüenza, malditas…”.
George y Margaret deben defender sus fronteras. Los vecinos están ahí, acechando, esperando a cruzar al mínimo descuido. Pero, cuando Margaret comienza a hacer demasiadas preguntas, la comedia musical que era su vida se torna una salvaje tragedia. Arizona no está tan lejos. Arizona está aquí, en Ceuta, en Melilla, en cada una de nuestras ciudades, en cada muro que se levanta para impedir que un ser humano acceda a una vida mejor.