En el Rosalía, ciclo principal, Histrión Teatro, ofreció con aforos completos dos representaciones de “Lorca, la correspondencia personal”, bajo la dramaturgia y delicadísima dirección y acierto de Juan Carlos Rubio. En una celda, una hora antes de ser asesinado, el poeta granadino evoca su correspondencia con familiares, amigos y gentes de toda condición y clase. Lorca por su embrujo guarda un rincón imperecedero en nuestro corazón. Es una nueva Iris mensajera de dioses o como Ladón guarda el árbol de las Hespérides gracias a sus cien cabezas que lo mantienen despierto y gargantas que emiten silbidos diferentes.